Psicología sanitaria


Psicología Sanitaria

“La vida está llena de adversidades, la resilencia es la capacidad para sobreponerse a las adversidades, enfrentarnos a las dificultades nos hace fuertes”

En las distintas etapas de la vida, vamos superando retos, adquiriendo nuevos conocimientos, si quieres y necesitas que te ayudemos a superar un malestar, la baja autoestima, perdidas de seres queridos o simplemente, porque quieres crecer a nivel personal, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
La intervención psicoterapéutica tiene una orientación integradora, entendiendo a la persona como un sistema que interactúa con todo lo que le rodea.

Los servicios van dirigidos a niños/as, jóvenes y adultos/as que presenten:

  • Depresión, estados de apatía o tristeza
  • Inestabilidad emocional
  • Inseguridad, baja autoestima
  • Trastornos de ansiedad
  • Miedos, fobias
  • Estrés, reacción al estrés
  • Dificultades en las relaciones sociales
  • Problemas de adaptación: cambios laborales, familiares, etc.
  • Conflictos en las relaciones familiares
  • Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH/TDA)
Problemas de conducta infantiles:
  • Desobediencia, oposición, rabietas, celos, etc.
  • Dificultades con el sueño, comidas, etc.
  • Descontrol de esfínteres: enuresis, etc.
Disponemos del reconocimiento de nuestra actividad profesional como actividad sanitaria según la Disposición Adicional Sexta de la Ley 5/2011 de Economía Social, estando el centro inscrito en el Registro de centros, servicios y establecimientos sanitarios de Galicia con el número C-36-002311.

Infancia y adolescencia


Realizamos la evaluación diagnóstico e intervención en los diferentes trastornos infantiles y adolescentes:

Se caracteriza por una ansiedad excesiva en el niño/a ante la separación de personas que estén vinculadas a él o ella, sobre todo de la madre.
Características:
el niño/a tiene miedo y angustia de que en la separación las personas que quiere sufran algún daño; se suelen resistir a hacer cosas solas (como ir a la cama, ir al colegio); puede presentar pesadillas; presencia de quejas de tipo físico por parte del niño/a cuanto éste anticipa la separación.

La depresión infantil se refiere a un conjunto de síntomas que forman un síndrome. Se establece que puede existir en todas las edades y como mínimo para poder hablar de ella la sintomatología debe durar alrededor de un mes. Características: afecta diferentes aspectos (nivel cognitivo, nivel afectivo, nivel motriz); afecta el humor (se siente triste, llora con facilidad, está muy irritable, es incapaz de encontrar disfrute en diferentes cosas que antes le hacían sonreír). En el aspecto cognitivo apreciamos que su cognición, sus pensamientos están distorsionados, parece haberse alterado la capacidad de comprensión y la capacidad de atención.
En el aspecto psicomotor se cansan sin motivo y su actividad desciende a pasos agigantados. Se perciben también aspectos psicosomáticos: alteración del sueño, alteración en el comer, pérdida de apetito, dolor de cabeza, vómitos, se orina o dolores abdominales.

Se caracteriza por conductas imposibles de controlar. Características: incumplimiento de las normas sociales; deterioro de su funcionamiento cotidiano estas conductas se dan tanto en la escuela como en casa hogar; conductas de enfrentamiento (peleas, robos, mentiras, vandalismo).

Es la emisión no voluntaria de orina por el día o por la noche, a una edad en la que se espera que esté controlado (más de 3-4 años). La Enuresis puede ser: primaria (si el niño/a nunca ha conseguido controlar su pipí); secundaria (si, después de un período de control, no consigue volver a él); diurna, nocturna o mixta. Hay una serie de factores que pueden predisponer al niño/a a padecer este trastorno: algún problema físico (una vejiga pequeña o de musculatura débil); iniciar demasiado tarde el hábito del control del pipí (una vez pasada la edad óptima, alrededor de los 2 años, es más difícil). Circunstancias críticas emocionalmente, factor psicológico (nacimiento de un nuevo hermanito); factor hereditario, es frecuente que alguien de la familia haya tenido el mismo problema, si es así, es conveniente explicárselo al niño/a para darle seguridad; un ciclo del sueño muy profundo que le impide recibir el aviso de «vejiga llena»; padecer algún otro trastorno al que la enuresis va asociado.

Consiste en que el niño/a hace sus deposiciones, repetida e involuntariamente, en lugares que no son adecuados para ello, a una edad en la que se espera que lo controle (más de 3-4 años). La Encopresis puede ser: primaria (nunca se ha logrado el control); secundaria (se produce después de un período de control). Este trastorno suele estar asociado a: unos malos hábitos de aprendizaje: presiones excesivas o rigidez al exigir que el niño/a controle a una edad aún temprana para hacerlo; al estreñimiento crónico, que provoca una distensión del colon y la consiguiente pérdida del tono muscular, con lo cual se producen esas pérdidas; también puede ser síntoma de depresión infantil u otro trastorno.


Los trastornos del sueño son alteraciones en el inicio del sueño o durante el mismo, o bien alteraciones relativas a la duración del sueño, o a comportamientos anormales asociados al sueño. Los más comunes en la infancia y adolescencia son: terrores nocturnos, pesadillas, sonambulismo, parálisis del sueño, bruxismo, insomnio.

Son temores que aparecen en los/as niños/as sin una razón aparente, cuando continúan en el tiempo no se desvanecen se convierten en un trastorno patológico, una fobia. La característica principal de este tipo de trastornos es que la fobia supone un malestar desproporcionado con respecto a la situación que lo provoca.

  • Fobia a la oscuridad y a la noche: suele ser más común entre los 3 y 6 años. Las principales manifestaciones son pesadillas, miedo a los monstruos o fantasmas, temor a dormir solos y terrores nocturnos. A esta edad también son muy comunes la fobia a los perros y a los médicos.
  • Fobia escolar: provocada muchas veces por el miedo a la separación de los progenitores, que causa en el menor el sentimiento de abandono.
  • Fobia social: suele aparecer en la pubertad y puede causar graves conflictos de adaptación social y de relación con los demás. Afecta principalmente al desarrollo académico y a las relaciones personales diferentes a las del entorno familiar.

Suele aparecer entre los seis y los ocho años. Entre los síntomas más marcados están la preocupación obsesiva por las actividades que realizan y una presión desproporcionada ante una baja estima por parte de los demás.

Los trastornos de alimentación son desórdenes complejos que comprenden dos tipos de alteraciones de la conducta: unos directamente relacionados con la comida y el peso, y otros derivados de la relación consigo mismo y con los demás.

  • Anorexia nerviosa: Las personas con anorexia nerviosa tienen una imagen distorsionada del cuerpo que hace que se vean gordas incluso cuando están peligrosamente delgadas. A menudo se niegan a comer, hacen ejercicio compulsivamente y desarrollan hábitos inusuales como rehusar comer delante de los demás, pierden mucho peso y pueden incluso morirse de hambre.
  • Bulimia nerviosa: Las personas con bulimia nerviosa comen excesiva cantidad de alimentos, luego purgan sus cuerpos de los alimentos y las calorías que tanto temen usando laxantes, enemas o diuréticos, vomitando y/o haciendo ejercicio. A menudo actúan en secreto, se sienten asqueados y avergonzados cuando comen en gran cantidad, pero también aliviados de la tensión y las emociones negativas una vez que sus estómagos están nuevamente vacíos.
  • Comer compulsivamente: Al igual que las personas con bulimia, aquellas con el trastorno de comer compulsivamente experimentan episodios frecuentes de comer fuera de control.

El estrés en niños/as y adolescentes se refiere a una ansiedad desmesurada provocada por la imposibilidad de dar una respuesta adecuada a las exigencias cotidianas. El estrés es, pues, la respuesta a cualquier situación o factor que crea un cambio emocional o físico. Algunas de las causas que pueden ocasionar estrés en niños/as y adolescentes son: cambiar de profesor/a o de etapa escolar; mudarse de ciudad o de colegio; separación o divorcio de los progenitores; muerte de algún familiar; sobrecarga de actividades extraescolares; el dolor y la enfermedad …


 Adultos/as


En la vida de las personas adultas con frecuencia surgen problemas que resultan difíciles de abordar, lo que puede provocar malestar emocional y afectivo que repercute en todas las esferas (familia, trabajo, pareja, amistad). La ayuda de un profesional de la Psicología le permitirá resolver adecuadamente el problema actual así como otras situaciones futuras, le dotará de las herramientas necesarias para solucionar problemas futuros con mayor probabilidad de éxito
Algunas de las dificultades que pueden aparecer son:

Los síntomas más característicos son: estado de ánimo depresivo y pérdida de interés o de la capacidad para el placer. La persona se siente triste o vacía y tiene ganas de llorar. Le cuesta tener interés o disfrutar de hacer las actividades que hacía antes. Puede haber pérdida o aumento de peso sin hacer régimen o pérdida o aumento del apetito. Insomnio o hipersomnia, agitación o enlentecimiento psicomotrices, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o culpa excesivos o inapropiados, disminución de la capacidad para pensar o concentrarse e indecisión. Es importante resaltar que para cumplir los criterios diagnósticos de un trastorno depresivo la persona debe experimentar estos síntomas durante al menos dos semanas y representar un cambio respecto a la actividad previa. Tener estos síntomas de forma esporádica no tiene porqué implicar el diagnóstico de un trastorno. Los seres humanos, a veces estamos tristes, y no por ello tenemos un trastorno.

El trastorno de estrés es de las dificultades emocionales más comunes en el momento presente de la sociedad en que vivimos. Parece que sólo pueden padecer estrés los altos ejecutivos. Sin embargo, ninguno de nosotros estamos exento de esta dificultad emocional. Estamos atravesando una época de estrés cuando sentimos que no “llegamos” a lo que queremos. Nuestra mente evalúa dos cosas cuando tiene que enfrentarse a algún suceso: Cuando el cerebro interpreta que la persona es capaz de abordar la situación sin problema, el estado emocional es de tranquilidad. Sin embargo, cuando la mente calcula que las demandas de la situación son muy elevadas, o bien, que las capacidades de la persona son limitadas para enfrentar dicha situación, aparece la respuesta de estrés y el cuerpo empieza a activarse apareciendo así los síntomas de la ansiedad.

Se trata de un miedo muy intenso ante un estímulo que potencialmente no es peligroso. La persona reconoce, y es capaz de darse cuenta de que su miedo es irracional, es decir, que a lo que teme, no es peligroso para su vida o integridad física. Sin embargo, no puede evitar sentir una ansiedad intensa, no puede controlarla y se lo hace pasar muy mal. En ocasiones llega a paralizar e incapacitar la vida de la persona no dejándola hacer cosas que sí quiere hacer. Ejemplos de fobias serían la agorafobia (miedo ante las situaciones inescapables), la nosofobia (miedo a la muerte o a tener enfermedades), las fobias simples (miedo a los perros, a las alturas, a las serpientes,…), la fobia social (miedo a ser evaluado negativamente en situaciones sociales), etc.

La persona experimenta episodios de ánimo depresivo y episodios de ánimo maníacos de forma cíclica. En los episodios depresivos, la persona experimenta los síntomas de depresión. En los episodios de ánimo maníaco, se ve alterado el estado de ánimo de forma persistentemente elevada, expansiva o irritable. Suele aparecer una autoestima exagerada y disminuye la necesidad de dormir (la persona puede sentirse descansada con sólo haber dormido 3 horas). La persona está más habladora de lo habitual y puede tener fuga de ideas o experimentar la sensación subjetiva de que el pensamiento está acelerado. Hay una fácil distraibilidad (la atención se desvía demasiado fácilmente). Aparece agitación psicomotora y aumento de la actividad intencionadamente: la persona puede implicarse de forma excesiva en actividades placenteras.

Cuando la persona padece este trastorno suele experimentar obsesiones y compulsiones. Las obsesiones serían pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que aparecen en la mente de forma intrusiva y que causan en la persona ansiedad o malestar significativo. Las compulsiones serían comportamientos o actos mentales repetitivos que la persona se ve obligada a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente. El objetivo de estos comportamientos es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos.


Trastorno de estrés post- traumático

La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que ha experimentado un acontecimiento en el que se ha visto amenazada su integridad física o la de los demás y ha respondido ante este acontecimiento con un temor u horror intensos. Además la persona vuelve a reexperimentar el acontecimiento traumático a través de recuerdos intrusos en forma de imágenes, pensamientos o percepciones que provocan malestar y/​o de sueños sobre el acontecimiento. Puede ocurrir que la persona actúe o tenga la sensación de que el acontecimiento traumático sigue ocurriendo aunque ya no esté presente. La persona puede tener la sensación de estar reviviendo la experiencia y tener ilusiones o episodios de flashback.

Es muy común que la persona experimente un intenso malestar psicológico al estar cerca o exponerse a estímulos que le recuerdan algún aspecto del acontecimiento traumático. Otro síntoma característico es la evitación de las conversaciones sobre el suceso o de las actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma. También es posible que la persona sea incapaz de recordar un aspecto importante del traumatismo. La persona puede perder el interés por actividades que realizaba antes, tener sensación de desapego hacia los demás y de tener un futuro limitado. Además la persona puede tener dificultades para conciliar o mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultades para concentrarse, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto.

Trastorno de la ansiedad

En este grupo entrarían los trastornos en los que el principal síntoma es la ansiedad. Esta emoción puede manifestarse de forma diferente en cada persona. Algunos de los síntomas que pueden presentarse pueden ser: palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, nauseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno/a mismo/a), sensación de entumecimiento u hormigueo, escalofríos o sofocaciones, etc. No todas las personas experimentan todos los síntomas, ni éstos se manifiestan con a la misma frecuencia e intensidad. Cada caso es diferente.

Trastorno de ansiedad generalizada

La persona experimenta una ansiedad y preocupación excesivas sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades. A la persona le resulta muy difícil controlar este estado de constante preocupación. Alguno de los síntomas que experimenta serían inquietud o impaciencia, fácil fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y alteraciones del sueño.

Trastornos de la personalidad

Podemos identificar un trastorno de la personalidad por el tipo de relaciones personales que establece la persona, es decir, por el tipo de vínculos que genera con los demás. Con sus iguales, con sus superiores, con las personas que están a su cargo o dependen de él/​ella, y, consigo mismo/a. Cuando la persona padece un trastorno de personalidad, mantiene un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Esto es, la persona no se comporta, ni piensa como es de esperar según la cultura en la que vive. Este patrón se puede manifestar en diferentes áreas: en la cognición: formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos; afectividad: la gama, la intensidad, la labilidad y la adecuación de la respuesta emocional pueden estar alteradas; la actividad interpersonal; el control de impulsos. Esta forma de comportarse y de sentir, es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales. La persona sufre un malestar importante y a veces puede haber deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad de la persona. La persona se comporta así ya desde la adolescencia o el principio de la edad adulta.

Otros problemas que pueden aparecer son: dolor crónico, baja autoestima y baja motivación, ira, rabia problemas de sueño, acoso laboral, violencia familiar, violencia de género.
Con la terapia psicológica puede recuperar su bienestar y alcanzar sus objetivos.


Parejas


La relación de pareja siempre es difícil, y hay situaciones en que es necesario una ayuda para solucionar los problemas que van surgiendo. En muchas ocasiones, los conflictos surgen con las familias de origen, o con la educación de los hijos/as, incluso con situaciones externas a la propia pareja. La comunicación, los afectos, las relaciones sexuales y los acuerdos son algunos de los puntos importantes y en los que solemos encontrar dificultades. Trabajar para crecer juntos y también el trabajo de una separación cordial si es necesaria, podrían ser algunos de los objetivos de nuestro trabajo contigo.

No lo dudes, si te encuentras en alguna de estas situaciones llámanos.

Sexualidad

La sexualidad es una parte esencial de la vida de las personas y evoluciona a lo largo de la vida. La sexualidad humana está en cambio continuo.

Todas las personas niños/as, adolescentes, ancianos, tenemos intereses sexuales y expresamos en determinadas conductas nuestra sexualidad, salvando diferencias evidentes entre la sexualidad infantil y adulta. Los/as adultos/as distinguimos entre placer sexual y otro tipo de placeres, en los/as niños/as estas diferencias no están claras, van aprendiendo a diferenciar poco a poco a medida que evolucionan.

Una satisfactoria vida sexual es imprescindible para el bienestar de las personas, en ocasiones surgen problemas en la sexualidad derivados de aspectos psicológicos como:

  • Ansiedad ante las relaciones sexuales.
  • Falsas creencias asociadas al sexo asociadas al género (ej. “soy un hombre tengo que ser un gran amante”; “soy mujer debo complacer a mi pareja”, etc.).
  • Desconocimiento sobre la propia sexualidad y la de la pareja.
  • Falta de conexión durante la relación sexual, la mujer o el hombre está más pendiente de valorar determinados aspectos del acto sexual en vez de disfrutar de la relación sexual.

Cuando tenemos un problema sexual, tanto en hombres como en mujeres, existen otros factores que hacen que dure en el tiempo, como son:

  • Miedo al fracaso
  • Problemas de comunicación en la pareja
  • Rechazo a la intimidad
  • Sentimientos de culpa
  • Conocimientos sexuales inadecuados
  • Problemas en general en la relación de pareja
  • Problemas con la aceptación de la imagen corporal
  • Corta excitación sexual
  • Enfermedades (depresión, adicciones, ansiedad, etc.)

Patologías sexuales


Sexualidad femenina

  • Falta de deseo sexual
  • Rechazo al sexo
  • Trastorno de la excitación sexual en la mujer
  • Vaginismo
  • Anorgasmia
  • Coito doloroso o Dispareunia

Sexualidad masculina

  • Falta de deseo sexual
  • Rechazo al sexo
  • Impotencia o disfunción eréctil
  • Problemas de eyaculación: precoz o retardada/aneyaculación

Tercera edad


“La vida es un largo camino que recorremos cada día,
siempre podemos descubrir, aprender hasta el final del trayecto”

Integral Centro Terapéutico ofrece ayuda y formación para afrontar el proceso de envejecimiento y los cambios que conlleva a nivel personal y familiar, trabajando con la persona que experimenta el proceso de envejecimiento y con los familiares encargados de su cuidado, con el objetivo de garantizar la mejor calidad de vida de las personas mayores en su entorno.

  • Prevención durante el envejecimiento
  • Envejecimiento mental patológico
  • Trastornos cognitivos
  • Demencias (Alzheimer, vascular, otras)
  • Trastornos del sueño
  • Memoria
  • Duelo
  • Programas de entrenamiento mental
  • Dependencia